Vuelvo al tren y me gusta. Llueve, pero tampoco importa.
Quizás así el vaso se llene un poco más. Cogemos retraso y lo veo necesario.
Así lo escribo, por mono o por ganas. En definitiva, hoy todo está lleno de
contradicciones.
Junio sabe a prórroga y a despedidas, pero también a empezar
de nuevo. A llegar a puerto después del naufragio con rumbo firme, mientras me entretengo con lo que me cuenta el viento que seguro que es más interesante que echar la vista atrás. Y sobre todo, saboreando lo bueno que va a ser demasiado.
Nunca me han gustado las prórrogas, ya que suelen ser
injustas e innecesarias. Pero esta en concreto me parece tan necesaria como
maravillosa. Porque en el fondo, ese por el que a veces nos toca arrastrarnos,
existen guerras que nunca se acaban ya que siempre volverán de una forma u otra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario