31 dic 2014

La trama y el desenlace

Se abre el día de los balances, las cuentas y las miradas atrás. Ya hemos tenido tiempo para elegir a los personajes del año, entregar premios insulsos e incluso para distinguir a la palabra más popular de los últimos 365 días (un "selfi". Sí, un "selfi")

Pero sobre todo, lo que nos encanta hacer el 31 de diciembre es afirmar que este ha sido el mejor año de nuestras vidas. Sí, amigas y amigos, bienvenidos al día de la memoria de pez y el olvido. Como si todo lo malo se disipase por comer doce uvas y brindar con champán.

Yo no sé si este ha sido el mejor año de mi vida, pero lo que tengo muy claro es que ha sido un año para crecer y para aprender que lo importante es vivir el día a día. Para quedarme con la trama y no con el desenlace. Porque ese, tanto en lo personal como en lo profesional, siempre se nos escapa.

Por eso, yo a 2015 solo le pido seguir aprendiendo. Por ejemplo, a aprender a vivir sin esperar que algo pase. Porque las cosas y las personas suelen llegar cuando tienen que hacerlo.




Feliz año. Sobre todo para aquellos que vienen por aquí a gritar que no somos tontos, aunque algunos nos lo quieran hacer creer.

15 nov 2014

Ecuaciones de tercer grado

Tendrían diez años. Desayunaban legañas, comían ilusiones (mezcladas con tierra en el recreo) y solo se ponían la bufanda para darle un beso a sus padres. Estaban hartos de la lluvia, pero cuando hacía frío rezaban para que llegaran las nubes y nevara de una vez por todas. Al final nunca vieron la nieve, quizás porque su profesor de matemáticas siempre bajaba las persianas. Así nadie se despistaba. Él, el primero.

- ¿Qué es eso? – le dijeron los niños cuando vieron una mesa dibujada en la pizarra

- Una mesa, con muchas patas – respondió con su mejor sonrisa

- ¿Y eso que tiene que ver con el mínimo común múltiple? – preguntó el listillo de la clase

- Nada, pero es que hoy me apetece hablaros de otra cosa. De algo más importante, de la ecuación de vuestras vidas.

Un murmullo recorrió toda la clase. Sabían que era un tipo raro, pero nunca se esperaban algo así.

- Veréis niños. La vida es como una mesa con muchas patas. Vosotros no lo sentís, porque todavía estáis encima de la de vuestros padres, pero algún día tendréis que aprender a mantener el equilibrio. Cada pata de la mesa representa una cosa. El trabajo, la familia, el amor, los amigos.....¿y sabéis cuál es el problema? Que siempre alguna de las patas va a fallar, es casi imposible que todas estén en perfecto estado. Y podréis apoyaros un tiempo en las demás, pero solo vosotros podréis calzar la mesa para que todo vuelva a su sitio. La vida es así, una mesa difícil de mantener en pie.

- ¿Y usted no cree que la vida sería más fácil si todas las patas van bien?– protestaron algunos

- Sí, pero nunca más divertida.


Los niños se quedaron con la boca abierta y no entendieron nada. Ahora, por fin comienzan a comprenderlo. Porque quizás ha llegado la hora de empezar a buscar su propio equilibrio.


“El mundo es un pañuelo en el que hay que intentar no comerse los mocos”

25 oct 2014

Bochorno existencial

"Tranquila mamá, todo irá bien". Luego colgaba, y pensaba que había pasado mucho tiempo, quizás demasiado. Esa puerta oxidada, hinchada por el calor y el insomnio del verano, estaba abierta de par en par. Y por fin había aceptado esa copia de las llaves que intentaban descifrar un futuro incerto. Octubre era verano, más que nunca. Lo decían los achaques de su abuela, los mapas del tiempo y esa manta que le miraba con resignación desde el armario.

Los viernes llegaban cargados de resaca emocional, quizás porque se pasaban al sol. Entonces, se refugiaba colgando la ropa, como si disimular los defectos fuese algo tan sencillo como hacer la colada. A veces lo conseguía, no te lo voy a negar. El problema es que los quitamanchas suelen salir caros y, aunque lo intentes, el mundo sigue girando a pocas revoluciones por minuto.

Se acercaba una puesta de sol extraña, bonita, pero donde lo que le llamaban la atención eran unos estúpidos sudores fríos. Hasta que unos gritos lo sacaron de su mundo. Allí estaban ellos, veinte chavales corriendo detrás de un viernes disfrazado de balón de fútbol. Saltando y disfrutando, viviendo el hoy y sin pensar en el mañana. Ni deberes, ni verduras, ni castigos sin recreo. Simplemente tocaba disfrutar.

Entonces él lo entendió todo. Se observó de cerca y su colada seguía llena de manchas, pero ya no lo importaban. Sonrió y se dio cuenta de que quizás ahora tocaba vivir más y pensar menos.


De ahora en adelante dejará de tener esperanza en nada y vivirá en exclusiva para hoy mismo, para este momento, este instante fugaz, el que ahora está aquí y ya no está, el momento que se ha ido para siempre” - Paul Auster

3 oct 2014

Filtros de despedida

Después de cinco patios sin luces, por fin he llegado al exterior. Madrid está rara. Supongo que depende del filtro de los ojos, y hoy ha tocado uno muy húmedo y con sabor a sal. En realidad, todo se basa en eso, porque las cinco de la mañana no son lo mismo si me despiertan o me las trasnocho para abrazarme a ellas. Sin embargo, tu maldito reloj seguro que sigue marcando la misma hora.

Hay una luz que se refleja en la ventana que no me deja dormir. Otra parpadea para llamar mi atención. Hay muchas más, algunas más bonitas que otras, pero todas se hacen la misma pregunta estúpida: ¿hacia dónde vas a huir? Y será cosa del insomnio, pero cierro los ojos y solo escucho las olas del mar.

¿Sabes? Podría quedarme así horas y horas. Porque describir lo de fuera es muy fácil, y mirarse por dentro es mucho más complicado. Me levanto y arranco la última hoja del calendario de los sueños. Entonces, aparecen ellos, con su destino escrito a fuego en la piel. Porque a fin de cuentas octubre huele tanto verano, como noviembre a vacío existencial.


"La vida no es como las has visto en el cine. La vida es más difícil" - Cinema Paradiso

7 sept 2014

Declaración de (no) intenciones

Verás. No sabes donde te estás metiendo. Puedo escuchar una canción en bucle durante una semana entera. Los domingos me vuelvo un gilipollas, y si pierde el Celta mejor que ni te acerques a saludar. Suelo acabar los libros aunque no me gusten. Pero nunca seré capaz de terminar 'El Castillo' de Kakfa.

Compro por impulso y me suelo olvidar de lo importante. Además, nunca sé elegir cuál es la cola correcta en el supermercado. Odio esperar. Y las palabra “tiempo” y “temporada”, porque nunca entendí que era eso de los métodos de medición tradicionales.

Dibujo peor que un niño de cinco años y a menudo se me van las cosas de las manos. Me quedo con lo extraño porque creo que lo fácil nunca será lo más adecuado. Duermo mal porque casi nunca me entiendo. Y no tengo ni idea de donde voy a ir, pero tengo muy claro que no voy a volver.

Aún así, ¿sigues sin entenderlo?


Hola septiembre. Tarde y mal, como siempre. Pero sigues siendo un epílogo perfecto lleno de razones para sobrevivir al invierno.

21 ago 2014

Cuarto menguante

Eran fiestas. O eso decían. La calle se llenaba de banderas y música insulsa. Pero también de risas y de vida. Porque no hay mayor patria que la que cada uno lleva en su interior. Y la noche la presidía ella, más grande que nunca, pero tan previsible y mentirosa como siempre.

-       ¿La has visto no? Está preciosa.
-       Si tú lo dices…
-       No lo digo yo. Lo dicen los expertos astrónomos de todo el mundo. Y mira cómo la gente se queda embobada viéndola. Se ha hecho aún más famosa.
-       Me alegro por ella. Pero hoy no me gusta nada.
-       ¡Mira que eres raro, niño! Siempre igual. ¿Qué tiene de malo?
-       Porque todos la admiran, de diferente manera, pero a fin de cuentas no tiene nada de especial para mí.
-       ¿Qué es para ti algo especial?
-       Especial es esa versión de una canción que te cantan al oído, o la comida de casa después de meses sin pisarla o esa mirada que significa todo mientras no te dicen nada. ¿No te parecen mejores?
-       ¿Y qué cojones tiene que ver eso con la luna?
-       Que ella especial para todos, pero única para nadie.


Es que, a fin de cuentas, todo en esta vida acaba perdiendo su esencia. Menos tú.

30 jul 2014

Pequeñas dosis de realidad (vol. 4)

El tiempo tiene prisa. Los aeropuertos cancelan vuelos casi todos los días. Y los aviones han empezado a perder el rumbo. Las oportunidades se van a al limbo. El ron hace daño. Los hielos, también. Los discos se rayan. Y sigo sin encontrar aquel vinilo que tanto nos gustaba. Las dictaduras en primavera nunca fueron positivas. Porque el verano se vuelve pegajoso. Los viajes de ida y vuelta ya no tienen sentido porque nadie te espera en la estación. Echar de menos sigue provocando las peores agujetas del mundo. Nada dura toda una vida. Ni toda una vida es suficiente para nadie. Las baquetas se rompen y siempre acabo tocando la nota a evitar. Siguen los recortes en sueños e ilusiones. Las gafas de sol no tapan las ojeras. La rutina es tedio, y el tedio no cabe en mi rutina. Los semáforos están en rojo si los miras. Los baches están donde menos te lo esperan. Los perros muerden. Y los gatos son muy perros. Los malos son muy malos y los buenos, a veces, no son tan buenos.

Y si te disparan sangras. Aunque tarde o temprano te acabes(n) curando.


 Porque las cosas fáciles nunca pueden llegar a ser maravillosas

15 jul 2014

Soñar con volver a fallar

Llevaba toda la tarde preparando aquello. Con filosofía, como ese alumno aplicado que cumple todas sus tareas de la escuela sin rechistar. Todo tenía que salir bien, por una vez, y me imaginé una noche de película; de esas donde hasta el más gilipollas se sale con la suya….

Llegas tarde, pero no importa, porque lo que importante es que llegas.  Y la casa lo nota. Las velas se empiezan a derretir con tu mirada, la luz se pone del color de tu piel y el equipo de música decide entonar una canción perfecta para ti.

Te sientas, en una silla que se queda coja cuando la tocas y me dices que todo está perfecto. Que te gustan los platos, la cena, los cuadros de todas las ciudades a las que te quiero llevar….y hasta el gintonic de garrafón.

Entonces llega mi momento y te mando callar para que escuches como Nat King Cole toma aire para cantar Pretend. Y te ríes como nadie,  mientras la prima de riesgo alcanza máximos históricos. Y te informo, y te vuelves a reír y se te llena la cara de orgullo y magia mientras todo parece hecho. Hasta que suena el móvil. Y te levantas y te vas como si nada hubiese pasado.

Porque estabas orgullosa de todo, menos de mí.


"En mi irremediable manía de anticiparme, yo ya estaba haciendo planes en tu boca" - Diego Ojeda

21 jun 2014

Standby

El despertador siempre sonríe cuando suena a las doce de la mañana. Son días buenos, de desayunar libros a bocados y cocinar a fuego lento acordes para que la comida no se quede insulsa. Y sobre todo, para conquistar la playa con una bandera blanca. Días perfectos.

Volver a casa es pedir una cerveza en el bar con la mirada. Y también volver a soñar gracias a ellos. Los de los chistes malos. Esos, que piensan que el país se puede cambiar en una partida de tute y los que odian las aceitunas negras porque son un mal presagio. Ellos también sueñan, a su manera. Y con ellos todo vuelve a su sitio. Siempre volverá.

Hasta que llega la noche. Y pasa algo. No es por el calor, ni por el primer mosquito del verano, ni siquiera por esos libros que deberían ayudar a soñar. Es algo extraño, que no se puede apreciar, pero que tampoco se va. Una pequeña mancha que nadie ha sido capaz de eliminar.

Miro el reloj y vuelven a ser las tres. Pero sabes de sobra que hoy tampoco me voy a dormir hasta las seis.


Y es que a veces ser especial para muchos, no sirve de nada sino eres único para nadie.

2 jun 2014

Receta para (sobre)vivir al domingo

Desayune impotencia. Acompañada de tostadas de rabia y café con penas. No le eche azúcar, porque endulzar la realidad es una quimera. Mejor pruebe con una pizca de sal para las heridas.

Levántese y salga a la calle. Compre un libro que hable de sus problemas. Pero sobre todo, tenga especial cuidado en seleccionar las canciones adecuadas para su estado de ánimo. Modere el consumo de derrota, porque es adictiva.

Coma fuera. Es domingo y se lo merece. Que no le importe lo que ve alrededor. La culpa es del pintxo de tristeza que le acaba de servir esa camarera. Quitando eso, la comida será exquisita. Aunque de postre le vendría bien una buena cura de humildad.

Para merendar, no se prive de nada. Dedíquese a picar cosas pendientes, que siempre ayudan a que la borrasca se le cuele por la ventana. Ni se le ocurra cerrar ninguna puerta, de las baldas de la cocina, que seguro que así tiene más posibilidades de abrir la siguiente…

Y para la cena reserve algo ligero. Una sonrisa por ejemplo, para celebrar que usted está vivo. Que mañana es lunes y puede encontrar algo por lo que merezca la pena luchar. Duerma, o por lo menos inténtelo, pero sobre todo no olvide que los domingos se vuelve un auténtico gilipollas.



"Conozco a ese hombre, sí,
y me da miedo

A veces, de madrugada,
poco antes de acostarse, me mira
desde el espejo."

Karmelo C. Iribarren