Ralph Waldo Emerson dijo algún día que cuando tomamos una decisión, el universo conspira y se pone de acuerdo para hacerla realidad. Creo que Emerson era demasiado optimista.
Sin embargo, en esencia, nos habla de las decisiones. De las malditas decisiones. La vida es ese intervalo de tiempo que transcurre entre que abrimos los brazos buscando algo desde la cuna hasta que los volvemos a abrir para recibir a la muerte. Y en ese periodo de tiempo, ¿cuántas decisiones tomamos? Probablemente infinito sea la respuesta más adecuada para ello.
Existen decisiones fáciles, rápidas, sencillas y también las hay duras, dolorosas y difíciles. Pero claro, después existen aquellas que de una forma u otra sirven para cambiar nuestra vidas. Sin embargo, el número de esas decisiones es ínfimo comparado con el total. Por eso hay que tomarlas sin miedo a fallar porque al fin y al cabo nunca sabremos si esta va a ser la buena o la mala. Y cuando llega alguna de esas, solo queda vivirla y pensar que a veces Emerson tenía razón.
