21 jun 2014

Standby

El despertador siempre sonríe cuando suena a las doce de la mañana. Son días buenos, de desayunar libros a bocados y cocinar a fuego lento acordes para que la comida no se quede insulsa. Y sobre todo, para conquistar la playa con una bandera blanca. Días perfectos.

Volver a casa es pedir una cerveza en el bar con la mirada. Y también volver a soñar gracias a ellos. Los de los chistes malos. Esos, que piensan que el país se puede cambiar en una partida de tute y los que odian las aceitunas negras porque son un mal presagio. Ellos también sueñan, a su manera. Y con ellos todo vuelve a su sitio. Siempre volverá.

Hasta que llega la noche. Y pasa algo. No es por el calor, ni por el primer mosquito del verano, ni siquiera por esos libros que deberían ayudar a soñar. Es algo extraño, que no se puede apreciar, pero que tampoco se va. Una pequeña mancha que nadie ha sido capaz de eliminar.

Miro el reloj y vuelven a ser las tres. Pero sabes de sobra que hoy tampoco me voy a dormir hasta las seis.


Y es que a veces ser especial para muchos, no sirve de nada sino eres único para nadie.

2 jun 2014

Receta para (sobre)vivir al domingo

Desayune impotencia. Acompañada de tostadas de rabia y café con penas. No le eche azúcar, porque endulzar la realidad es una quimera. Mejor pruebe con una pizca de sal para las heridas.

Levántese y salga a la calle. Compre un libro que hable de sus problemas. Pero sobre todo, tenga especial cuidado en seleccionar las canciones adecuadas para su estado de ánimo. Modere el consumo de derrota, porque es adictiva.

Coma fuera. Es domingo y se lo merece. Que no le importe lo que ve alrededor. La culpa es del pintxo de tristeza que le acaba de servir esa camarera. Quitando eso, la comida será exquisita. Aunque de postre le vendría bien una buena cura de humildad.

Para merendar, no se prive de nada. Dedíquese a picar cosas pendientes, que siempre ayudan a que la borrasca se le cuele por la ventana. Ni se le ocurra cerrar ninguna puerta, de las baldas de la cocina, que seguro que así tiene más posibilidades de abrir la siguiente…

Y para la cena reserve algo ligero. Una sonrisa por ejemplo, para celebrar que usted está vivo. Que mañana es lunes y puede encontrar algo por lo que merezca la pena luchar. Duerma, o por lo menos inténtelo, pero sobre todo no olvide que los domingos se vuelve un auténtico gilipollas.



"Conozco a ese hombre, sí,
y me da miedo

A veces, de madrugada,
poco antes de acostarse, me mira
desde el espejo."

Karmelo C. Iribarren