21 ago 2014

Cuarto menguante

Eran fiestas. O eso decían. La calle se llenaba de banderas y música insulsa. Pero también de risas y de vida. Porque no hay mayor patria que la que cada uno lleva en su interior. Y la noche la presidía ella, más grande que nunca, pero tan previsible y mentirosa como siempre.

-       ¿La has visto no? Está preciosa.
-       Si tú lo dices…
-       No lo digo yo. Lo dicen los expertos astrónomos de todo el mundo. Y mira cómo la gente se queda embobada viéndola. Se ha hecho aún más famosa.
-       Me alegro por ella. Pero hoy no me gusta nada.
-       ¡Mira que eres raro, niño! Siempre igual. ¿Qué tiene de malo?
-       Porque todos la admiran, de diferente manera, pero a fin de cuentas no tiene nada de especial para mí.
-       ¿Qué es para ti algo especial?
-       Especial es esa versión de una canción que te cantan al oído, o la comida de casa después de meses sin pisarla o esa mirada que significa todo mientras no te dicen nada. ¿No te parecen mejores?
-       ¿Y qué cojones tiene que ver eso con la luna?
-       Que ella especial para todos, pero única para nadie.


Es que, a fin de cuentas, todo en esta vida acaba perdiendo su esencia. Menos tú.