¡Adios 2011!

 El tiempo es algo relativo, pero todos los años tengo la sensación de que pasa muy rápido porque aunque parezca mentira ya estamos haciendo balance de otro año que se va. Y eso, que a nuestro gobierno no le ha apetecido quitarnos un día del año como han hecho en Samoa. 

No sé si es que el 31 de diciembre me hace ser positivo por naturaleza, pero llegados a este punto no tengo otra cosa que pensar que el año que ha pasado no podría haber sido mejor. Y en este año pues con más motivos.

En 2011 he cogido trenes y barcos como si me fuese la vida en ello, he aprendido a improvisar, me he comprado un ordenador nuevo y 20.000 boletos de ilusiones, he acabado segundo de carrera, he descubierto que las cosas llegan tarde o temprano y he encontrado a lo mejor del mundo en el sitio más inesperado. Pero sobre todo he sido feliz al lado de los que me aguantan día a día ya sea en Santiago, en Ponteareas o en la Conchinchina.

Por todo eso, hoy cuando esté comiendo las uvas y riéndome de los chistes de mi padre en las campanadas solo voy a pedir una cosa: que 2012 sea tan genial como este año que dejamos atrás. Porque 2012 va a ser el año de los recortes y las congelaciones pero la felicidad a vuestro lado es muy difícil de recortar.

¡Feliz año! En especial a todos los que venís aquí para recordar eso día a día: que no somos tontos.

Quiero volver a casa por Navidad

No me gusta la Navidad. Donde la gente ve abundancia yo veo consumismo. Y donde mucha gente ve cariño yo digo falsedad. Y además, desde hace un par de años Navidad significa estudiar y echar de menos. Y este año ambas cosas se exponen al cubo

Sin embargo, que las cosas buenas vuelvan es algo bueno y una llamada, simplemente una llamada, me ha alegrado el día y las Navidades. Pensareis que es una tontería, pero cuando esa llamada anticipa que uno de los lugares más maravillosos puede volver, todo cobra sentido.

Porque en ese lugar, he crecido de forma proporcional a la que me he ido involucrando a ello. Allí, he conocido a los dos mejores profesores particulares para la caja, para la percusión, para la música y sobre todo para la vida. Además, allí tengo un amarillo, muchos amigos y muchas cosas que contar y otras tantas que expresar mediante pasacalles, procesiones o conciertos sin más

Por eso quiero creer, me apetece creer más que nunca. Que lo del viernes que viene, a parte de ser un reencuentro maravilloso, pueda ser un el inicio de una nueva aventura todos juntos con los deberes aprendidos y donde disfrutar sea lo importante dos años después. Dos años donde echar de menos todo eso ha sido un deporte demasiado malo. Solo quiero eso, quiero que mi banda vuelva a existir, y así, volver a mi otra "casa" por Navidad.

PD: Feliz Navidad a todos! Disfrutad lo máximo que podais!

Jodida RAE

Llorar es un verbo complejo. Sin embargo, los catedráticos de la RAE se conforman con definirlo con dos míseras palabras: “derramar lágrimas”. Después, especifican que normalmente la acción es asociada con sentimientos negativos y se quedan tan anchos.

Jodida RAE, no se entera ni de la mitad. Porque llorar, como todo, puede significar muchas cosas. ¿Alguna vez habeis sentido estar tocando lo mejor del mundo con la punta de los dedos? ¿Y tenerlo, y no poder soltarlo mientras cantas una canción cualquiera? 

Entonces, igual notas que se te caen las lágrimas de repente y sin venir a cuento.  Y entonces no te queda otra cosa que pensar que si eso es un sentimiento negativo para la RAE ojalá todos fueran así. Porque igual ese momento significa felicidad en un porcentaje superior al 100 por 100.

Me lo dicen en los bares

Los cambios son los engranajes que mueven el mundo. Cambios. De ropa, de ciudad, de profesión, de aficiones, de relaciones o simplemente de estado de ánimo. A veces llegan y los agradecemos, otras los odiamos, pero sobre todo pueden llegar y poner nuestra vida patas arriba….para mejor o para peor.

Sin embargo, G opina que hay cosas que pueden permanecer prácticamente inmutables para siempre. De hecho, G tiene la odiosa costumbre de escuchar la misma canción a la misma hora todos los viernes antes de volver a casa. Es un ritual, una forma de poner las cosas en su sitio antes de empezar el fin de semana.

Pero las cosas cambian y en estos pequeños detalles también. Porque Turnedo antes era la banda sonora de la vida de G letra a letra y punto a punto. Y ahora es simplemente un gran tema, porque aunque todo esté patas arriba…las cosas tienen mucho más sentido que antes. 

A duermevela

-¿Sabes? El otro día me puse a recordar que de pequeño todos nos hablaban de la buena vida, o de la vida buena, como prefieras. Y no sé, tengo la impresión que no era más de otra de las milongas que nos cuentan para embaucarnos  cuando somos algo así como ingenuos.

-¿Por qué dices eso?

-Porque creo recordar que todo se centraba en dormir mucho: “Sino duermes ocho horas al día no rindes, dormir y soñar es importante, no cojas malos hábitos de sueño si quieres tener una buena vida” - ese es uno de los recuerdos más nítidos que tengo.

-¿Y bien?

-¿Y bien qué?

-¡Pues que qué opinas tú de la vida buena!

-Pues que la vida buena yo creo que es otra cosa, es algo que tiene que ver con nosotros y lo que nos rodea porque últimamente duermo lo justo, poco, mal o casi nada pero cada vez soy más feliz.

-No te entiendo G, estamos en las mismas de siempre.

-Pues que si tienes todo lo que quieres, no hace falta dormir y soñar para ser feliz. Creo que es mejor estar despierto para vivirlo. Porque soñar está bien, pero vivir…está mucho mejor.

Primera lección

La música, al final es como la vida. Haces una cagada y la arreglas, haces otra y lo vuelves a arreglar. Estar dentro y fuera. Esa es la cuestión. Conciertos buenos y días malos. Conciertos malos y días buenos. Simplemente se trata de eso. Y supongo que estar dentro no sería tan jodidamente genial sino nos sentimos en algún momento muy fuera. Pero yo os aseguro, que esto que estamos haciendo ahora es jodidamente bueno.

Así que G, tiene pensado dejar de rayarse y comenzar a hacerlo. Porque ha estado muy fuera y quiere aprovechar estar dentro como nunca.

Retazos

Yo tenía 5 años pero hoy lo recuerdo como si fuera ayer. Era un día cualquiera de un verano como otro cualquiera hasta que mi abuelo me llevo a dar una vuelta en moto. Fue una de las pocas veces que lo hizo y quizás por eso fueron tan especiales.

Al acabar le hice la pregunta más inocente que se me podía ocurrir en aquel momento: ¿por qué el verano terminaba si todo el mundo deseaba que no se acabara nunca? Y él me dijo que algún día me podría reír a gusto de aquello que acababa decir. Y yo no entendí nada, porque solo quería pasarme los días de vacaciones, paseando en moto y olvidándome de todo.

Sin embargo, el tiempo nos enseña muchas cosas, y justamente ahora sé que las cosas no dependen tanto de la estación en la que ocurran, sino de su intensidad y las ganas que tengamos que vivirlas. Por eso…ahora que por fin ha llegado septiembre, ha llegado el momento de reírse a gusto.

Nunca es demasiado tarde

“No vayas por ese camino, Joyce. Intenta encajar los golpes. Lleva la cabeza alta. Que no te tomen el pelo. Vota a los demócratas en todas las elecciones. Pasa en bici por el parque. Sueña con mi cuerpo inigualable y perfecto. Toma vitaminas. Bebe ocho vasos de agua al día. Apoya a los Mets. Ve mucho al cine. No te mates a trabajar. Haz un viaje conmigo a París. Ven al hospital cuando Rachel tenga el niño y coge en brazos a mi nieto. Cepíllate los dientes después de cada comida. No cruces la calle con el semáforo en rojo. Defiende al débil. Hazte valer. Recuerda lo hermosa que eres. Acuérdate de lo mucho que te quiero. Bebe un whisky con hielo todos los días. Respira profundamente. Mantén los ojos abiertos. No comas grasas. Sueña el sueño de los justos. Pero sobre todo recuerda cuánto te quiero.”

Brooklyn follies – Paul Auster