El otoño engaña. Era la frase que tenía dentro de su cabeza,
y se la repetía refugiado en cama mientras lidiaba con su resfriado. Ella no
le hacía caso, ya que esa noche tenía muchas ganas de ver a las estrellas. Se
asomó a la ventana, pero sólo había una luz en el cielo y no era más que la
luna contándole una milonga cualquiera. Igual es que en otoño le apetece engañar
más.
-¿Cuál fue el peor momento de tu vida?
-Cuando me contaron esa gilipollez de que algunas estrellas
que brillaban ya estaban muertas.
-¿Y te lo creíste?
-Era una niña, ¿vale?. Tú seguro que a los cinco años
también te lo creerías.
-Puede ser, pero en realidad eso es algo que da mucho que
hablar….
-No empecemos...¿cuál
fue el peor momento de tu vida?
-Cuando me conformé con lo que tenía, punto por punto.
-¡Conformarse no es un momento!
-Sí que lo es, ¿por qué no lo iba a ser?
-Explícate.
-Pues que conformarse significa dejar de aspirar a algo más. O hacerlo, pero no intentarlo por miedo a que no te lo concedan.
-¿Y eso es un momento?
-Pues sí. Hubo un tiempo, o un momento, donde necesitaba ser
la línea de meta de alguien para que todo tuviera sentido. Y así, es imposible
avanzar.
-¿Y qué pasa con la línea de meta?
-Que nadie necesita sentirse línea de meta para ser feliz.
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