Cuando tenemos 8 años podemos realizar las cosas más
extrañas del mundo, pero aunque pensemos que no, estamos creando nuestra
personalidad paso a paso. G, por ejemplo se dedicaba a dar conciertos en su
casa en una batería improvisada. Y además le gustaba mandar invitaciones porque
sino la cosa no tenía tanta gracia.
Supongo que sería una de esas cosas inexplicables de G, al
que le gusta esconderse en casi todas las situaciones excepto en aquellas donde
más expuesto al público está. Se trata de algo así como su número de serie, el
que lleva cualquier instrumento manufacturado por el paso del tiempo.
Y en esas G ha forjado su personalidad. Y esta semana, donde
va a volver a sentir esa maravillosa sensación de estar expuesto, pero al mismo
tiempo de saber que puede cambiar el estado de ánimo de esos a los que está
expuesto, no le pasan las horas para que llegue.