A veces escondemos demasiado las cosas y cuando las sacamos
a la luz todo parece demasiado importante. A todos nos gusta refugiarnos en
nosotros mismos, como las tortugas. Aunque ellas, aunque parezca mentira, no
siempre están dentro de su caparazón
Y es duro pensarlo, porque son frágiles, su escondite es
frágil. Pero sin embargo ellas se muestran muy seguras, o así lo tienen
asumido. Y sus depredadores también se lo creen, o no se lo creen, pero dudan
al verlas tan seguras de sí mismo.
Al final, aunque parezca que la ignorancia nos vuelve
vulnerables, muchas veces nos convierte en valientes y eso es de todo menos
malo.
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