14 ene 2011

Basado en hechos reales



Hace aproximadamente 52 años, un trompetista llamado Miles Davis decidió hacer un disco diferente, en el que simplemente los músicos se dedicaran a improvisar, a sacar todo aquello que llevan dentro. Para ello, escogió a los mejores; única y exclusivamente a los mejores: Coltrane al saxofón, Wynton Kelly al piano, Chambers al bajo y Jimmy Cobb a la batería. Davis no les explicó en profundidad lo que querían que hicieran, simplemente les entregó unas partituras manuscritas en los que se observaba con dificultad la cabeza de los temas y les dijo: “disfruten señores”.

Davis había compuesto muchos temas, pero había hecho especial hincapié en un blues que tituló “Freddie The Freeloader”. Freddie era el típico gorrón que se pasaba la vida en los bares haciendo amigos para lograr que lo invitaran a beber. El blues era un tema sencillo, escrito en Si bemol como la mayoría de los temas de su género,  pero cuando llegó el momento de improvisar Davis lo convirtió en algo totalmente diferente. Él no utilizó demasiadas notas, simplemente las justas y las necesarias. Un solo sencillo, para un hombre sencillo como Freddie, pero a la vez maravilloso, con las notas exactas para llegar directo al corazón. Tanto que el gran John Coltrane, que tuvo que hacer su solo justo después, no sabía ni por donde empezar

Miles Davis nunca se pudo imaginar en aquel instante que el solo dedicado al gorrón de Freddie se convertiría en uno de los solos más influyentes de la historia del jazz. Tampoco, que “Kind of Blue” (el álbum que grabaron) sería el disco más vendido de la historia del jazz.

Pero sobre todo, Miles no podía imaginar que en 2011 algunos locos por la música como G, aprendan a improvisar gracias a esas notas de trompeta que él dedicó al gorrón de Freddie. Y que esas notas sean uno de los motivos para seguir adelante día a día.

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