Escribo en una página llena de tachones. Donde me dejan, a
ratos y en los huecos libres. Hace tiempo que he perdido la libreta de la calma y el bolígrafo
de la inspiración. Sé de sobra que te hace gracia que me recete paciencia.
Porque eso quiere decir que no tengo ni idea de lo que me pasa.
Es como si viviera en fuera de juego. Algo así como un punto sin retorno donde las
oportunidades llegan pero nunca las puedo rematar. Siempre me invalidan en el momento
clave, quedándome con cara de gilipollas. Con todo, sigo pensando que es mejor
tropezar muchas veces antes que convertirse en una piedra. Porque entonces
dejaría de ser yo.
Al final solo nos han quedado claras tres cosas. Que el ron
sigue haciendo mucho daño cuando las copas saben a derrota. Que echar de menos es un deporte muy malo
para practicar en invierno. Y que las noches de insomnio son inevitables cuando
las aderezas con un punto de morriña.
“Soy el pichichi de
una liga en la que solo juego yo
y gobierna el autogol”
- Marwan
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