- ¿Pero tú no leías mucho libros G?
- Eso decían. Reconozco que leo bastante, pero no muchos libros. Simplemente me gusta releer lo que me ha gustado, como para hacerlo más mío.
- Tan extraño como siempre. ¿Y no te parece importante eso?
- No. Claro que no.
- No entiendo...¿por qué siempre te das tan poca importancia a ti mismo?
- Tengo una teoría. Bueno, más bien que una teoría es una realidad.
-¿Qué?
-¿Qué de qué?
-¿Qué cual es tu jodida teoría?
-Ah si, pues que soy mucho más exigente conmigo que con los demás, a ellos siempre les sé sacar el lado bueno. Soy….como un rascador de cerillas. Y no me parece malo. Prefiero ser un rascador de cerillas de primera que una cerilla de segunda categoría.
-Es una buena metáfora. Creo que no sabría decirlo mejor.
-Ni yo tampoco.
-¿Por qué?
- Porque prefiero poner mis ideas por escrito para así, poder entenderlas mejor.
Y ahora llega el momento de viajar al fin del mundo y a un despiadado país de las maravillas y buscar algo más
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