1 sept 2011

Retazos

Yo tenía 5 años pero hoy lo recuerdo como si fuera ayer. Era un día cualquiera de un verano como otro cualquiera hasta que mi abuelo me llevo a dar una vuelta en moto. Fue una de las pocas veces que lo hizo y quizás por eso fueron tan especiales.

Al acabar le hice la pregunta más inocente que se me podía ocurrir en aquel momento: ¿por qué el verano terminaba si todo el mundo deseaba que no se acabara nunca? Y él me dijo que algún día me podría reír a gusto de aquello que acababa decir. Y yo no entendí nada, porque solo quería pasarme los días de vacaciones, paseando en moto y olvidándome de todo.

Sin embargo, el tiempo nos enseña muchas cosas, y justamente ahora sé que las cosas no dependen tanto de la estación en la que ocurran, sino de su intensidad y las ganas que tengamos que vivirlas. Por eso…ahora que por fin ha llegado septiembre, ha llegado el momento de reírse a gusto.

1 comentario:

Sabela Eiriz dijo...

Si no se acabase nunca, perderíamos esa agridulce sensación de desear inútilmente con todas nuestras fuerzas que, eso, que sea para siempre.

Qué bonito, Gonza... Hasta muy pronto ;)