Después de cinco patios sin luces, por fin he llegado al
exterior. Madrid está rara. Supongo que depende del filtro de los ojos, y hoy ha tocado uno muy húmedo y con sabor a sal. En realidad, todo se basa en eso, porque las
cinco de la mañana no son lo mismo si me despiertan o me las trasnocho para abrazarme a ellas. Sin embargo, tu maldito reloj seguro que sigue marcando la misma hora.
Hay una luz que se refleja en la ventana que no me deja
dormir. Otra parpadea para llamar mi atención. Hay muchas más, algunas más bonitas que otras, pero todas se hacen la misma pregunta estúpida: ¿hacia dónde vas a huir? Y será cosa del insomnio, pero cierro los ojos
y solo escucho las olas del mar.
¿Sabes? Podría quedarme así horas y horas. Porque describir lo de fuera es muy fácil, y mirarse por dentro es mucho más complicado. Me levanto y arranco la última hoja del calendario de los sueños. Entonces, aparecen ellos, con su destino escrito a fuego en la piel. Porque a fin de cuentas octubre huele tanto verano, como noviembre a vacío existencial.
"La vida no es como las
has visto en el cine. La vida es más difícil" - Cinema Paradiso
1 comentario:
Brillante como siempre.
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