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- Aproveita neniño, que o tempo voa
A su abuela siempre le gustaba acabar las frases con un
refrán. Serían cosas de la edad…o quizás del pueblo, sí, esas cosas del pueblo que
hacemos para aparentar más de lo que somos. En el fondo él era igual, siempre le
gustaba acabar sus pasos en la vida reafirmándolos. Como si la comida fuera más
exquisita cuando se repite.
Esa noche, sin embargo, no podía dejar de pensar en esos
refranes a los que nunca había hecho demasiado caso. Estaban ahí, flotando en
su cabeza, a disgusto…como lo hace el hielo en las copas de las noches que se
alargan por el garrafón.
En esas, mientras veía poco
a poco retroceder sus cartas a la casilla de salida, no podía dejar de sonreír.
De mirar hacia atrás y sentirse importante, olvidando por un momento que lo que
nos hace especiales son los demás. Y entonces, cuando pensaba en ellos, es cuando de
verdad todos los refranes de su abuela recobraban el sentido.
¿Sabes lo que pasa? Que nunca se me ha dado bien eso de las cuentas atrás.
Oh, let’s go back to the start
1 comentario:
Llevaba siglos sin entrar aquí, me he acordado, he venido a leer y de repente he echado de menos aquellos días.
Buenas noches, G. Y recuerda.. ¡sé feliz!
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