El tiempo tiene prisa. Los aeropuertos cancelan vuelos casi
todos los días. Y los aviones han empezado a perder el rumbo. Las oportunidades
se van a al limbo. El ron hace daño. Los hielos, también. Los discos se rayan. Y
sigo sin encontrar aquel vinilo que tanto nos gustaba. Las dictaduras en
primavera nunca fueron positivas. Porque el verano se vuelve pegajoso. Los
viajes de ida y vuelta ya no tienen sentido porque nadie te espera en la
estación. Echar de menos sigue provocando las peores agujetas del mundo. Nada
dura toda una vida. Ni toda una vida es suficiente para nadie. Las baquetas se
rompen y siempre acabo tocando la nota a evitar. Siguen los recortes en sueños
e ilusiones. Las gafas de sol no tapan las ojeras. La rutina es tedio, y el
tedio no cabe en mi rutina. Los semáforos están en rojo si los miras. Los
baches están donde menos te lo esperan. Los perros muerden. Y los gatos son muy
perros. Los malos son muy malos y los buenos, a veces, no son tan buenos.
Y si te disparan sangras. Aunque tarde o temprano te
acabes(n) curando.