Volver con libros de más,
y sonrisas de menos.
Volver con tus dudas, tus miedos,
con tus ganas de todo, menos de mí.
Volver como un niño
que viaja a tu parque de atracciones.
A la montaña rusa del “casi”
y a la caída libre del “nada”.
Volver con mil excusas baratas,
pero que solo son mías.
Esa tontería de encontrarse en la playa
y volver en un mar de dudas.
Volver para fallar,
como el que improvisa buscando la nota a evitar.
Volver por tus calles,
sabiendo que hoy tampoco me dejarás entrar.
Volver para creer,
conduciendo en una sola dirección.
Como el funambulista
que se aferra a un verbo por convicción.
La convicción de crear,
mi convicción de creer.
Para que por una vez,
sea a ti a quién le toque volver.
“El verbo creer es un
verbo especial, el más ancho y el más estrecho de todos los verbos” – Almudena
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