30 mar 2013

Nobody said it was easy


El mundo se rompe en dos y yo sigo empeñado en tener demasiadas cosas en la cabeza. Sabes que siempre me ha gustado llegar tarde y quedarme hasta deshora. Será  por aquello de compensar.

Y a las dos de la mañana me toca buscar la melodía de piano que me ayude a pulir el guión más imperfecto del mundo. El problema es que todas son demasiado perfectas para él. El mundo está lleno de poesía y nosotros seguimos sin ser capaces de comprenderlo.

Somos demasiado imperfectos para ello. Entendemos fórmulas matemáticas complejas, pero no somos capaces de despejar la ecuación de primer grado más sencilla para la vida. Y con esas, aprovechar la suerte y los momentos siempre va a ser la mejor opción. Porque nadie ha dicho que esto iba a ser fácil.

12 mar 2013

Póngame un insomnio de lunes por la noche


Supongo que no es tan fácil, ya que la realidad sigue siendo demasiado ambigua para que todos lleguemos a entendernos. El caso es que pensar con claridad es una actividad que se ha restringido a ciertas horas y que parece que mi cabeza solo funciona a partir de las dos de la mañana.

No sé si es un problema o una virtud, pero en los últimos días solo he aprendido que todo se merece tener un final feliz, que no es poco. Que las cosas entran y salen en nuestras vidas y habitualmente todo depende de su principio y su final. Lo del medio se puede obviar. Es cuestión de sensaciones.

Y que al final, pase lo que pase, hay que moverse hacia delante. Hay que bailar. Sino bailas, estás muerto.

10 mar 2013

Madrugones


Igual es que es demasiado temprano para coger un tren. También que cambiar calor por frío de una forma tan cruel no era siquiera una opción. En el fondo, supongo que en una de esas maniobras tan poco arriesgadas, sigo pensando más en el resto que en mi mismo.

Tengo demasiadas ideas vagas, porque las pobres llevan tiempo sin descansar en condiciones. Y los lunes siguen siendo mejores para dormir que los domingos, pero habrá que conformarse con los segundos. Eso, si hay suerte.

Y con todo eso lo único que queda es darle al play y disfrutar. Y sobre todo si eso significa música en directo y de la buena. Supongo que las formas y las vueltas innecesarias sobraban, pero no se me ocurría una manera mejor de decir buenas días, a los que los tengan.