25 jun 2012

Medidas



Dicen que las cosas que aprendes de pequeño no se te olvidan nunca. En primaria, nos enseñan las unidades de medición: el metro, el litro, el centímetro, el decímetro cúbico y todas las conversiones que a los físicos se le pudieran ocurrir. Pero a mí, lo único que se me quedó grabado es que el metro se guarda en un lugar, como en un museo, y que ese museo está en París.

Y a mí a mis 12 años eso me parecía una utopía, pero en el fondo no se trata de otro intento inútil del ser humano de cuantificar las cosas y de dejar recogida esa cuantificación. Queremos medirlo todo, desde lo más lógico hasta lo más inútil y a veces en ese afán por querer tenerlo todo controlado no nos damos cuenta de que las cosas fluyen de otra manera.

Una temporada, no es algo que se pueda cuantificar por alguien que espera, y tampoco lo es para alguien que lo tiene todo. Por lo tanto, las cosas como todo son relativas. Y más cuando desde hace un tiempo todas las unidades de medida han dejado de tener demasiado sentido.