25 may 2012

Otro punto de partida

- Llegan los exámenes G. ¿Ya te lo sabes todo?
- ¿Todo? ¿Crees que el conocimiento humano es capaz de abarcarlo todo?
- Era una forma de hablar. Con todo me refería solo a una parte, la necesaria.
- Comprendo. Pero yo creo que detrás de lo que conocemos se esconde la misma cantidad equivalente de cosas que desconocemos.
- Pues yo eso sí que no lo entiendo. ¿No son realidades separadas?
- En realidad coexisten demasiado. ¿Eres capaz de distinguir entre el mar y lo que se refleja en él? ¿Eres capaz de afirmar como vas a responder en cada segundo de tu vida? Creo que no. Por eso, no se pueden separar. Es una nebulosa. El caos del que hablan los físicos. Siempre me ha gustado la física.
- Y entonces, ¿qué debemos hacer?
- Pues preguntar y asegurarnos de las cosas siempre que podamos. Y afrontar con valentía que separar conocimiento y desconocimiento es complicado, incluso imposible. Este es un punto de partida. Un punto de partida extraño, quizás muy duro. Pero todos necesitamos un punto de partida en el que apoyarnos, ¿no?

9 may 2012

G y las drogas duras


Nuestra vida siempre se ha compuesto de ciclos, de ciclos que pueden ser todos lo largos que queramos. Y esos ciclos siempre comienzan por decisiones, que pueden ser conscientes e inconscientes.

En el caso de G, cuando tenía cuatro años tomó la decisión de decirle a sus padres que le apetecía tocar tambores más grandes que él. Y esa decisión, totalmente inconsciente, quizá haya sido la que más ha marcado su vida de ahí en adelante.

Porque los tambores se convirtieron en notas, láminas, acordes, baquetas rotas y técnicas de nombres extraños. Pero sobre todo en luchar, disfrutar y aprender a comerse el mundo día a día. Y también en compaginar cosas que no parecían fáciles.

Por esos tambores he renunciado a cosas, se han reído de mi y he sido un extraño en lugares familiares. Pero no pasa nada, al final las cosas que hacemos solo las debemos entender nosotros mismos. Y sí nosotros estamos conformes con ellas todo irá bien.

Y ahora, que he renunciado a ello temporalmente, siempre tengo el mono, como si de una droga dura se tratase. Y por eso, y por mis dos familias, es por lo que merece la pena volver a casa todos los fines de semanas. Porque ese ciclo nunca lo voy a querer cerrar.

1 may 2012

Un extraño en casa


Volver a casa como si nada hubiera pasado no es tan fácil. G lo sabe. Ya se lo decía su padre, irte es muy fácil pero volver ya es otra historia.  Una historia a la que debes darle forma y en la cual rellenar paréntesis temporales puede ser una tarea complicada.

Sin embargo, todo parece muy fácil. Todo sigue en su mismo sitio. Las calles, los edificios, la señora del quinto, su marimba, su bar favorito y ellos, su segunda familia. O los que muchas veces han sido la primera, en muchos de los momentos importantes.

Pero las cosas han cambiado. Vivir cosas nuevas cambia a la gente. Las ambiciones y pensar en futuro también. El lugar donde se viven esas cosas claro que también. G se lo imaginaba pero nunca creía que las cosas llegarían hasta tal punto, aunque ciertas cosas jamás dejarán de estar en su sitio.

En resumen, G cree que ha madurado demasiado. Y eso no es ni bueno ni malo, simplemente tiene sus matices. Y sentirse un extraño en casa es uno de ellos, aunque estar allí con la otra familia siempre será un placer pase lo que pase.